sábado, 5 de marzo de 2016

Cómo influir en los demás: el poder de las palabras y los gestos (segunda parte)



“Siempre es más fuerte quien sonríe que quien se enfurece”
Proverbio japonés

Continuando con el artículo sobre “cómo influir en los demás”, hoy compartiré el secreto que te permitirá cautivar a una persona o grupo social. Nos han vendido la falsa idea de que con una frase o palabra específica se puede influir en las decisiones ante determinadas situaciones, sin embargo, la verdadera clave para poder modificar los pensamientos o acciones en los individuos está en saber conectarse con ellos para generar un vínculo. Muy posiblemente te preguntaras ¿cómo puedo hacerlo? Pues bien, este artículo te brindará las cuatro claves para generar dicha conexión:

Emociones: Se convierten en armas a nuestro favor si sabemos reconocerlas en nosotros mismos y en los demás (inteligencia emocional). Se expresan a través del lenguaje corporal y otorgan el poder de convencimiento. La mejor forma para impactar socialmente es a través de una emoción fuerte debido a que repercute en una recordación prolongada, lo que se denomina “Anclaje en la PNL”. Para que tu mensaje sea congruente, piensa en alguna situación dependiendo de la emoción que quieras transmitir, así tu cuerpo se adaptará a la situación y el mensaje verbal será equivalente al no verbal. Los grandes negociadores utilizan las emociones, tanto de felicidad como de tristeza, para crear conexión con sus clientes, lo que facilita la interacción debido a la cercanía que se genera en poco tiempo.

Voz persuasiva: Saber qué decir cuando vayas a realizar una presentación o negociación es muy importante, pero la forma como lo dices es crucial para que tu mensaje sea percibido y no se generen malinterpretaciones. Hacer uso del paralenguaje es vital para que lo que emitas sea dicho de la forma más eficaz, la clave está en hacer énfasis en tu propuesta o idea. Si terminas la frase con entonación descendente cumplirás con tu objetivo pero, si realizas el proceso contrario, hablarás haciendo preguntas y no serás persuasivo. También manejando las pausas adecuadamente podrás respirar con mayor tranquilidad, lo que te permitirá no sentirte nervioso y pensar mejor lo que vayas a decir.   


El público: Ya sea un grupo de amigos, familiares, clientes o compañeros de trabajo, tendrás que cautivarlos para que tu idea sea respetada y tenida en cuenta. Es común  cometer el error de centrar nuestra atención en la persona líder o el jefe del grupo y  descuidar a quienes pueden soportar nuestra idea por más arriesgada que sea e incluso desaprobarla: el público. Para captar la atención de tus receptores principales tendrás que tener en cuenta lo siguiente:

·       Haz que participen preguntándoles cómo les parece tu propuesta y cuando emitan su opinión, escúchalos atentamente y apoya su idea si es coherente con la tuya. De no ser así, nunca juzgues o critiques de forma agresiva.

·       Observa quiénes te prestan total atención, así podrás apoyarte en esas personas para que participen de alguna demostración o den sugerencias. Este método te permitirá tener un “comodín” para una presentación exitosa.  


Oportunidad: Aprender a determinar cuál es el momento adecuado para cerrar una negociación o  exposición te conducirá al logro de tu intervención. Cuando tu público o cliente está en un estado emocional, su nivel de expectativa juega a nuestro favor y podremos sacar el máximo provecho. Es importante observar los gestos y ademanes que te permitirán conocer el momento exacto para dar por terminada la conversación:

Inclinación hacia delante: Cuando algún tema  nos interesa, tendemos a inclinar nuestro cuerpo hacia adelante, por ello cuando observes que la persona a quien estas intentando persuadir no presenta ademanes de bloqueo, es el momento de presentar tu oferta final y concluir la reunión.  


Gestos de evaluación: Los realizamos a la hora de tomar una decisión, lo que significa que estamos considerando una opción de manera positiva o negativa. Si el gesto de evaluación nos conviene (imagen 1 y 2),  es importante dejar pensar al otro para concretar el trato; si el ademán representa duda (imagen 3 y 4), llevará al cliente al arrepentimiento y es allí donde debemos retornar el tema para que la persona acepte el trato.  
Imagen 1
Imagen 2

Imagen 3
Imagen 4

Gesto de campanario: Te recomiendo utilizarlo cuando vayas a presentar tu última oferta o cierres tu exposición debido a que es una expresión que representa poder y persuasión, es la fiel muestra de confianza y autoridad.




¡Empieza a practicar y genera tu ventaja significativa!

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